miércoles, 1 de enero de 2014

Higurashi no naku koro ni. Onikakushi-hen [contiene spoilers]


Título: Higurashi no naku koro ni. Onikakushi-hen
Autor(es): Karin Suzuragi (dibujo), Ryukishi (guionista)
Editorial: Square Enix
¿Anime?: Dos "temporadas": la primera de 26 episodios, la segunda de 24

Quizá se puede decir que es uno de los más claros ejemplos de adaptación de las llamadas novelas visuales, muy comunes en el mundo nipón, consistente en un juego basado en una trama que, dependiendo de las respuestas que vaya dando, hay numerosos finales. Esta estructura, donde hay finales muy diferentes, donde tu personaje puede sobrevivir o por el contrario morir en el juego, lo hace especialmente misterioso, dando tensión hasta el último momento, siendo tu responsabilidad y creación el final de dicho juego. El manga, por consiguiente, al estar basado en él, refleja todos estos posibles finales, donde se juegan con los mismos protagonistas, hilando las historias, compensándose entre sí para explicar en cada una de ellas un aspecto nuevo de la historia. En esta reseña, me basaré en la "primera parte" de esta historia, podríamos referirnos a ella como la base de todo, cuyo título aparece al principio de la reseña.

Trama
La historia comienza con el protagonista, Maebara Keiichi, un joven que se traslada con su familia al tranquilo pueblo de Hinamizawa debido a que su padre, un pintor, buscaba un lugar de inspiración para sus obras. Lleva solo tres meses en el pueblo, pero ya tiene unos cuantos amigos muy cercanos, todo mujeres, que se convertirán en los diferentes personajes que aparecen en la trama, cada una con una importancia para la historia. En esta "primera parte", la protagonista indiscutible es Rena Ryuugu, una joven que siente especial predilección por las cosas monas, pero que tiene un pasado y un lado muy oscuro. El manga comienza como si fuera uno típico de adolescentes en una escuela, el día a día de los mismos, llegando a cansar un poco porque parece que la historia no va a avanzar más allá de eso. Y si se une a los comentarios que te pueden decir antes de leerlo, que es "muy sádico", que puedes "englobarlo en el subgénero del gore" o similares, choca cuando vas pasando las páginas y todo es normal.

Shirakawa, pueblo de Japón en el que se basan para la villa de Hinamizawa en la historia
Lo único que te deja al principio un poco en el tintero, es la escena de Keiichi y de Rena en un basurero, donde ya comienza a apreciarse un aura de misterio, al nombrar un terrible crimen que recae en los hombros de todos los habitantes de Haminazawa. Pero se nombra de forma tan sesgada, tan aparentemente sin importancia, que como el protagonista nos llama la atención pero poco más. En esta escena, aparece un nuevo personaje, Jiro Tomitake, -que no sé exactamente por qué su fisonomía me recuerda a América del manga Hetalia-, mediante el cual se habla sobre ese asesinato. Pero de nuevo toda la tensión que pueda existir a partir de ello desaparece, para volver de nuevo en la que será la siguiente parte de la trama: el festival de Watanagashi.

Una de las páginas del principio del manga, correspondiendo con el relato del asesinato acontecido en el pequeño pueblo

El misterio comienza a adquirir más tensión en este festival, donde se nos presenta la terrible cadena de crímenes que tienen todos su foco en Hinamizawa, nombrando por primera vez a un extraño dios, Oyashiro, que es especialmente venerado en el pueblo. Pero se muestra como una simple leyenda, contada por una enfermera que no ha nacido en el pueblo, Miyo Takano, amiga de Tomitake. Todo es normal hasta este punto, cuando comienzan ya los extraños hechos que no se detendrán hasta el final de esta "saga de preguntas" en el que se basa esta parte del manga. Debo decir que la tensión cada vez se hace más patente, el protagonista va envolviéndose en el misterio del pueblo en el que vive, desapareciendo la tranquilidad en la que se sumía su vida que se nos presentaba antes; parece que lo anterior no tiene nada que ver con lo que va a acontecer, como si fuera una forma de rellenar y engrosar el tomo, por su cambio a una atmósfera mucho más oscura y, se puede decir, macabra.

Escena del algodón de los futones fluyendo por el río, la parte crucial del festival de Watanagashi
Es una lucha a contrarreloj por parte de Keiichi, que se convierte en una especie de "espía" al servicio de un detective que lleva ya unos cuantos años detrás de los asesinatos en Haminazawa, Kuraudo Oishi, convirtiéndose el manga en una especie de novela detectivesca con culpables, pistas, y un intento de llegar a la verdad. Pero se debe unir el elemento paranormal, la explicación de quién es en verdad el dios Oyashiro, relacionado con los demonios que antes poblaban el lugar, y el antiguo nombre que tenía el pueblo, que significaría algo así como "pueblo de demonios". Aunque sea dibujo, y ello no nos lleve a tener "miedo" realmente, la situación de tensión, de cómo el protagonista poco a poco se vuelve loco, es lo que causa en el lector una especie de intranquilidad, pues se pone en la piel del protagonista, que ya no puede confiar ni en los amigos con los que se reía hace solo unos días. 


Camino inevitable a la locura

Con la personalidad del protagonista, se va abriendo paso a paso los elementos clave de la trama que la hacen tan atractiva: el no saber lo que va a pasar, y los cambios de personalidad que aquellas amigas que le rodean. El protagonista, paulatinamente, acaba con la obsesión de que todos están en su contra, de que no está a salvo ni en su propia casa, de que está siendo vigilado con unos ojos invisibles, pero que los siente clavados en su espalda. Al principio, como cualquier persona en su lugar, no cree que lo que esté pasando sea cierto, y lo relaciona con hechos explicables, con un asesino, pero para nada con entes sobrenaturales como demonios. Pero, a medida que los hechos inexplicables se suceden, como la forma en la que saben todo lo que pasa sin necesidad de mencionar nada, los extraños cambios de personalidad en sus amigas Mion y Rena, o la desaparición de un muchacho de su edad hace un año, de nombre Satoshi, que es exactamente igual que él.

Rena Kyuugu en su forma más "oscura"

Los cambios de personalidad de las dos jóvenes, Mion y Rena, es tan súbito y tan impredecible, que siente la angustia del protagonista, que ya no sabe qué o a quién creer. Desconfía de todo y todos, ya no es el agradable y sociable chico que aparece en el primer capítulo, sino todo lo contrario: evita la compañía, está siempre con un bate por la idea de que lo "van a atacar", actuando de la misma forma que su predecesor de hace un año. Como escenas más "terroríficas", podemos señalar las agujas en las bolas de arroz que le dan Mion y Rena para que se "curara" del resfriado que tenía, o la forma en la que Rena se presenta a su casa, estando éste solo, poseída por esa parte oscura que hay en su interior, con la escena del forcejeo de la puerta. Lo curioso es que después de actuar de esa forma, no recuerdan mucho de lo que ocurren, tienen una ligera idea de lo sucedido.
Oyashiro-sama, dios tutelar de Hinamizawa. Estatua del interior de su templo, donde se guarda una terrible verdad

El final es cerrado, como se esperaba de una "saga de respuestas" en versión manga, sin dejar lugar a muchas dudas. Después de todo lo vivido, quizá da un poco de rabia que el final sea un tanto cogido por los pelos en mi opinión, pues se resuelve de una forma que nos podemos esperar perfectamente. La historia termina con el propio diario de Keiichi, el protagonista, relatando los extraños sucesos que le acontecían, aunque con una parte de los mismos "eliminada" por una fuerza que se desconoce. Es un final propio de cualquier película. Es un reflejo del mundo sobrenatural propio de Japón, con demonios que están en nuestro mundo, un mundo presente en muchas de las producciones niponas y creencias populares, es un reflejo de la vida rural en este país y de cómo las leyendas y tradiciones están presentes en el pueblo.

Mion, Rena y Keiichi en segundo plano de izquierda a derecha; abajo, Rika y Satoko, de izquierda a derecha

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