domingo, 18 de mayo de 2014

Expomanga Mayo 2014


Como bien nos indica la imagen inicial, el cartel oficial del Expomanga Madrid 2014, llevaré a cabo una pequeña (o grande, según me llegue la inspiración) sobre este encuentro del mundo japonés en la capital de España.

En esta nueva entrega para los amantes del manga y todo lo japonés es un gran motivo de celebración, pues es un lugar donde puedes comprar cosas que no se pueden encontrar en las tiendas que pueblan Madrid -no en cuestión de manga, que eso es más fácil de encontrar, sino más bien el merchandising-. Sin embargo, hay bastantes críticas que realizar sobre el merchandising que podemos encontrar en este lugar todo, casi todo, gira en torno a tres cosas: Minecraft, Hora de aventuras y Juego de Tronos. Vamos a ver, si este evento es una convención del mundo japonés, del país nipón, ¿qué demonios tienen que ver estos tres elementos mencionados? Veo que el Expomanga, como los otros eventos que se realizan en Madrid, se han "contagiado" con esta lacra que siguen todos estos eventos, de cualquier temática, de vender antes de dar calidad o diversidad. Para aquellos que son fans de todo esto está muy bien, pero ya una persona como yo que ha ido a unos cuantos y sabe lo que era antes, reclama que vuelva la calidad de antaño, ya no que sea más grande o que traigan más puestos, sino que lo que encuentre allí esté relacionado con el mundo japonés.

Lo que uno aprecia nada más traspasar la puerta de acceso al edificio.

Obviamente, a raíz de esto, no faltan las tiendas que son de cosas heavies o góticas -como camisetas, parches, púas, colgantes etc etc-, a lo que siempre me pregunto, ¿qué tiene que ver eso con el mundo japonés que se supone que te venden en la propaganda del Expomanga? Si hasta el propio nombre te lo dice. No es algo novedoso en estos años, pero la verdad es que deberían planteárselo en serio, porque a mí hasta me ofende. Yo voy a un sitio donde pueda conseguir cosas que no encuentre en mi ciudad, y esas camisetas y demás productos lo puedo encontrar en el Rastro de Madrid y a un precio muchísimo más barato -ya no digo la calidad, que será la misma-. Me fascina que la moda o el mundo gótico y heavy se relacione con el manga y la cultura japonesa; que traigan modas japonesas, como el Visual Key o el Lolita, me parece de lo más lógico, pero no que traigan modas que se aprecian en algunas de las tiendas de la concurrida capital madrileña; como ahora está "de moda" ser friki, llevar camisetas de grupos y similares, hay que aprovechar el filón, pero con el problema de que interfiere en la calidad del evento a comentar en este artículo. Veo que esto está decayendo a lo largo de estas convenciones, e incluso va a más de lo que pensaba.

En cuanto a la organización de los stands, desde hace un tiempo, sobre todo a partir del Madrid Arena, el espacio del que se dispone se aprovecha bastante bien, con pasillos anchos para evitar las aglomeraciones -recuerdo con un escalofrío los pasillos estrechos que había antes y las "esquinas" donde la gente se agolpaba por pasar-, con stands pequeños y con el casi mismo surtido de productos -que ya hemos mencionado-. He de destacar al menos dos tiendas que yo recuerde, a mi entender extranjeras -pues hablaban en inglés los que te atendían-, que vendían en una un sin fín de peluches, uno muy adorable de un gatito gigante que serviría como una almohada estupendísima, y productos japoneses e incluso cajas de bento -tappers para entendernos de forma coloquial-; cosa más típica que gatos y cajas para el almuerzo o dulces típicos de pasta de arroz no existe. Ojalá la mayoría de las tiendas fuesen así, soñar es gratis. Tampoco falta el emblemático stand de la fondue de chocolate -cuyo aroma se difunde por todos los pasillos-, transformándonos en Homer Simpson por un momento. Quién puede resistirse al olor de chocolate.

Un ejemplo de la típica tienda que nos podemos encontrar: camisetas, chapas y merchandising.

Hay que señalar a su vez la existencia de dos escenarios, uno principal y otro secundario como pone en la web del evento, que ayuda sin duda alguna a que se puedan realizar más actividades o conciertos, y que la gente no se agolpe en un mismo lugar, disponiéndolos en los lugares más espaciosos para evitar aglomeraciones, e incluso en el principal si tenías suerte podías sentarte -poner sillas, después de horas y horas de pie, es todo un detalle-. 
 
Foto del escenario secundario, en la planta superior.



Otro aspecto novedoso es la presencia de una zona "especial", por llamarlo de alguna manera, donde se practicaba, al menos el viernes por la tarde que acudí, algo similar al Paintball pero con arcos y flechas electrónicas. Bastante curioso, la verdad. También por el piso superior se podían ver luchadores de softcombat, aunque este año las normas de las armas con las que se pueden entrar en el recinto son más duras que en otros años. Siempre se esfuerzan, y eso es digno de elogio, de crear actividades para atraer a los jóvenes y mayores, para acercarlos con juegos divertidos y entretenidos, charlas, la presencia de personajes importantes de Japón como idols. Traer a alguien famoso, o un grupo que se quiera encargar de una actividad en estos eventos es difícil y arduo, pues hay que ponerse de acuerdo en fechas, en lo que se hace, en el tiempo empleado... mil y un papeleos burocráticos que desde fuera no se aprecia toda la labor que conlleva eso. Es cierto que una convención es difícil de dirigir, de realizar, eso lo tengo en cuenta tras cada palabra que escribo en este artículo, pero hay que decir que nada es perfecto y que la crítica constructiva no hace daño a nadie -no criticar por criticar, vamos-.

Vista aérea de parte de la convención. Al fondo el escenario donde se realizaba algo similar al Paintball pero con arcos y flechas. Esta foto fue realizada el viernes, cuando apenas había gente.

El sábado no acudí pero me comentaron que hubo muchos problemas de aforo, que habían vendido más entradas de las permitidas -o algo así-, y ya no solo cerraron el edificio a nuevos aforados o no vendiendo más entradas, sino cerrar el mismísimo recinto en el que se encuentra esta convención que, a opinión de una servidora, son más que excesivas la seguridad que han empleado -la sombra del Madrid Arena todavía acompaña a todos estos eventos donde se reúnen una gran cantidad de personas-, y también me han llegado a decir que lo hacían por el partido que se celebró el sábado. Sinceramente, ¿quién se va a acercar a celebrar un triunfo deportivo hasta la Casa de Campo? Me parece de lo más extraño. Es cierto que hay que cuidar el llamado overbooking, pues puede ser peligroso, pero yo he acudido el domingo por la mañana y, por mucho que controles la entrada y salida de gente, que los pasillos sean amplios y espaciosos, problemas de espacio va a haber; el riego puede ser menor, siendo medidas tan draconianas como si no lo son tanto. Me parece bien que cuiden ahora eso, se pueden estar horas y horas hablando de ello, pero no dejarte entrar ni al recinto si no llevas entrada, ya es pasarse. En una zona amplia, con espacio de sobra para todos los que allí acuden, controlar el número de personas es un trabajo inutil; mejor es centrarse en el interior, porque en caso de evacuación las salidas van a ser igual de pequeñas, o incluso más, pues la gente saldrá como pueda con tal de salvar la vida.
Otra tienda que se puede encontrar, en este caso con todo tipo de peluches -de series japonesas y no tanto, como los famosos personajillos amarillos de la película Gru, mi villano favorito-.

El domingo por la mañana, conocido sobre todo por el concurso de cosplay que se celebra en un pabellón aparte -muy acertado, porque hay espacio de sobra y no causa intromisiones ni problemas-, estaba mucho más animado que el viernes. En la planta superior, había mesas y mesas donde se reunían para jugar a juegos de cartas -he visto Vanguard, Yugi y Magic, estos dos últimas viejos conocidos de este tipo de convenciones-, así como juegos de mesa, con zonas específicas para enseñarte a jugar algún juego en especial e inciarte en él. Es una buena forma de atraer a más gente a este mundillo, sobre todo a los más jóvenes -hablo de niños de 12 años en adelante, adolescentes-, aunque vuelvo a lo mismo de siempre: a mí me encantan estas cosas, pero es relacionar cosas que no tienen muchos que ver, de un evento que es del mundo japonés y cultura nipona, ver juegos como Magic no tiene mucho sentido -Yugi y Vanguard, por el contrario, tienen todo el sentido del mundo-. Y lo escribe alguien que juega a Magic, y le gusta muchísimo este juego. Además uno tenía la oportunidad de jugar a juegos japoneses de lucha, otro elemento muy a su favor porque es una forma de acercarse a ello y entretenerse, que es lo más importante. Y también una forma de conocer a más gente y relacionarse socialmente, por supuesto.

Una foto de la zona de vieodjuegos en la parte superior.

La gente de cosplay que va a estos eventos, sobre todo aquellos que se lo "curran de verdad", hay cada vez menos, por las razones que sean -las cuales desconozco completamente-, me provoca una añoranza más a las convenciones que se llevaban a cabo años atrás. ¿Decadencia? Nunca me gusta emplear este término, porque nada es decadencia, caída o pérdida de calidad, sino transformación -a mal o bien, eso lo dejo en la opinión personal de cada uno-, centrándose en dar a la mayoría de gente que va allí lo que quiere, seguir lo que la masa demanda. Ello no quiere decir que no te debe gustar Minecraft, Hora de Aventuras etc etc, sino que no se debe relacionar, bajo ningún concepto, que eso es ser "friki" o que "te guste el manga/ anime o cosas japonesas", porque no es más que el principio.

A mí me gustan estas cosas lo justo y necesario, pero no lo veo acorde con lo que debería darnos este tipo de eventos.

Y me despido con una foto de Cristina Prieto, ganadora del concurso de karaoke 2013, que actuó una hora entera pero solo pude llegar a las dos últimas canciones que interpretó: Lilium, canción del opening de Elfen Lied -que nunca falta en una convención de este tipo-, y Let it go de Frozen -que no sé muy bien qué pinta, pero la interpretó MUY bien-. 
 
Foto de Cristina Prieto, ganadora del concurso de karaoke 2013 que nos deleitó con todo un repertorio de canciones.

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