lunes, 5 de octubre de 2015

Shingeki no Kyojin (Ataque a los titanes)


Título: Shingeki no Kyojin
Creador: Saki Nakagawa
Director: Tetsuro Araki
Episodios: 25 (+ 5 OVAs)
Datos extra: existencia de un Live Action


Desde hace varios años, gracias a exitosas series televisivas como The Walking Dead, el género post-apocalíptico ha adquirido más fuerza en estos últimos tiempos. La incertidumbre del futuro de la humanidad siempre estará presente en nuestra historia y, curiosamente, siempre será rodeada de un halo pesimista: nuestro porvenir no lo concebimos como algo hermoso, donde todos podemos llegar a una igualdad; un pensamiento utópico que no tiene cabida en nuestra forma de imaginar el futuro. Muchas películas han retratado ese destino de la raza humana en el mundo occidental, y por supuesto los orientales no se iban a quedar con los brazos cruzados. Aquí tenemos un ejemplo de ello.

Pero, ¿por qué se ha hecho tan famosa, cuando su trama no tiene nada de especial, ya que nos encontramos en un mundo saturado de realidades post-apocalípticas? En mi opinión no es una cuestión de trama, que también tiene su importancia, sino en el tratamiento de los personajes, cómo se nos presentan a lo largo de la historia. Acostumbrados a ver protagonistas estúpidos -que te dan ganas de zarandearles para que entren en razón-, una división clara entre los malos y los buenos, en la que los personajes nunca salen de su línea y todo se vuelve predecible. En Shingeki no Kyojin se nos muestra una situación bien diferente, gracias al cual se desmarca de las demás series. Primero, no podemos hablar tanto de un protagonista -aunque es cierto que la historia, en mayor o menor grado, gira en torno a Eren-, como de varios. Destacan varios personajes, como Mikasa -una joven con dotes de lucha más que impresionantes-, Armin -cuyo punto fuerte es la estrategia, no el empleo de la fuerza bruta-, Levi -que al principio no aparece pero luego se convierte en un personaje crucial- etc. La lista podría ser inmensa. Lo que me llama la atención es la forma en la que se unen sus historias, algunas más o menos predecibles, y cómo se pueden ver las cosas desde puntos de vista diferentes. A pesar de ello, hay que reconocer que se caen en ciertos clichés: la protagonista siempre tiene que acabar enamorándose del chico.

Los personajes mencionados unas líneas más arriba, con sus armas correspondientes.
 Añadir que las armas de esta serie destacan a su vez por la originalidad del diseño así como por su forma de usar.




Al estar hablando de una serie japonesa, las escenas crudas están a la orden del día, ellos se han despojado del pensamiento occidental de "autocensura" -aunque es una tendencia que está cambiando-. En el capítulo 1 de la serie ya tienes una escena que te acompañará toda la temporada, además de unirse con otras de la misma envergadura. Cabe decir que es lógico, pues el autor nos quiere sumergir en un mundo donde la sangre, la muerte y la desesperanza campan a sus anchas. La tensión se genera con el propio escenario donde se encuadran las acciones, la única ciudad de la humanidad, rodeada de un muro tan alto y grueso que puede "detener" a los titanes. Enjaulados y esperando el final inevitable: ser comidos por los titanes. Como ocurre en The Walking Dead, la atención del espectador no recae en por qué han nacido esos monstruos, sino en cómo el ser humano reacciona ante una situación extrema.

 
Aunque la historia tenga su linealidad, bien es cierto que a veces se hace un poco pesada. Las luchas son increíbles, dinámicas e intrepidantes, pero entorpecen un poco el desarrollo de los acontecimientos. A esto se debe añadir que puede morir cualquiera, y cuando se dice cualquiera puede ser hasta el protagonista, de ser necesario. Otro punto positivo y negativo: negativo porque cuando te encariñas con alguno desaparece de escena, o no, depende de cómo se haya comportado. Nunca podremos echar en cara a los personajes lo que hacen, pues en su misma situación ¿haríamos lo mismo? Los titanes es bien distinto, ya que se nos presentan como seres de muy diversos tamaños pero con una inteligencia igual al de una piedra; humanos gigantescos que se dejan llevar por los impulsos más primarios. ¿Podemos en verdad culparlos por sus actos? Aunque, cuando veas esta serie, esta idea puede cambiar un poco -no sigo porque entonces sería un spoiler-.

Los titanes se clasifican en diferentes "tipologías", según tamaño o fisonomía. Algunos de ellos son especiales, y por ello denominados "anormales".

Dentro de la trama principal de supervivencia, a veces se atisba ese pensamiento que todos albergamos en nuestras mentes cuando imaginamos un mundo en declive: los poderosos van a seguir viviendo igual, sin preocupaciones y con los mismos privilegios. En la serie, la cúspide de la sociedad vive en el corazón de la Ciudad, un sitio donde nunca van a experimentar el miedo a que los muros se caigan, a que los titanes penetren y coman a quien se encuentren a su paso. Y, curiosamente, en vez de encontrarnos en un mundo con un desarrollo tecnológico abrumador, el ser humano ha retrocedido casi hasta la Edad Media otra vez -de no ser por su equipo de lucha, estarían perdidos del todo-, por lo que lo tiene más difícil si cabe para sobrevivir.

Mapa de los muros que forman la protección de la última ciudad de la humanidad.

Tanto si sois amantes de los mundos post-apocalípticos como de las series que intentan salirse de la "normalidad", es necesario darle una oportunidad a Shingeki no Kyojin. Para ser justos, el manga es mejor -siempre es mejor-, en parte porque la historia continúa. Así que si el anime os atrapa, no dudéis en dar el siguiente paso y adentraros en la historia original. 
 

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