La
siguiente reseña versa sobre una saga literaria Vikingos escrita por Tim
Severin en forma de trilogía de la que esta vez hablaremos de su primera parte.
La historia transcurre a lo largo de la vida de Thorgils Leiffson, hijo de Leif
el Afortunado y Thorgunnna y a su vez nieto del célebre Erik el Rojo o Rauda. Este
es un islandés que a través de sus ojos y sus numerosos viajes, como él dice,
impulsado por las propias energías del “Padre de todos” Odín, llega a los más
fantásticos lugares y a su vez busca su origen desandando el camino que hizo en
las entrañas de su madre.
Habría que decir en primer lugar que esta novela
tiene muchísima base de las historias de las sagas de Erik el Rojo o Erik Rauda al que se le considera el fundador de
la colonia de Groenlandia, cómo de las naves que zarparon de Islandia sólo la
mitad de ellas llegaron a la tierra deseada mientras que la otra mitad se
dividió a su vez entre las que llegaron a tierras no deseadas pero que evitaron
el naufragio y las que no se volvieron a ver, de la consideración de Erik como
el primer colono en llegar a Vinlandia, América, aunque también se puede
atribuir a su hijo Leif Erickson apodado “el Afortunado”, así como el resto de
hermanos de Leif en la novela que concuerdan con las sagas heroicas.
Aunque también hay que decir que para bien del
libro y sin perder el espíritu de la primera parte del libro más basada en las
sagas islandesas, se aleja de lo que sabemos de la historia de Erik para
internarnos en la historia más centrada en Thorgils, que coincide con la
llegada de la religión del Cristo Blanco a Islandia y Groenlandia con las
guerras que presupone, sobre todo cuando los reyes Brian de Irlanda o Olaf de Noruega abrazan
la nueva fe dando la espalda a las Antiguas Costumbres y provocando la adopción
obligatoria de la nueva fe que a lo largo del libro podemos observar como una
religión con muchísima herencia de la que intenta abolir, ya sea absorbiendo
personajes a los que los nórdicos atribuían poderes y habilidades y
convirtiéndoles en santos y santas como compartiendo sus costumbres; esta es
una de las razones que da uno de los personajes sobre cómo se ha asimilado de
forma tan natural la nueva religión, y fue asimilando ritos en las mismas
fechas como la Pascua, o absorbiendo personalidades y sus características
místicas como los Druid y los sacerdotes de Cristo por su carácter inviolable y
la posible maldición al hacerles daño o matarles, así como se contempla en la
propia mitología nórdica, aunque esto no lo menciones el libro: la mitología
nórdica se concibe de forma cíclica, con un inicio y un final de ciclo; el
final de ciclo es el conocidísimo Ragnarok en el que las fuerzas del bien
encabezadas por Asgard y Odín a la cabeza se enfrentarán a las fuerzas del Caos
dirigidas por Hela, Loki que escapa de su doloroso castigo por rebelarse contra
Asgard, y que cuentan con las fuerzas del Infierno el Hell, así como con los
hijos de Loki, la serpiente que rodea el mundo Jormundgar que se nefrentará a
Thor el Dios del Trueno en un enfrentamiento predestinado en el que acabarán
con el otro mutuamente, y el lobo Fenrir que habrá de dar muerte a Odín en una
batalla que acabará con los dos muertos. Tras el Ragnarok o el crepúsculo de
los dioses, se da una etapa de caos y sin materia en la que la nueva esperanza
reside en dos humanos que son los que empezarán la creación de un nuevo mundo y
una nueva edad; este final que encaja tan bien con el origen del cristianismo
con la pareja creada por Dios Adán y Eva y acaba con las Antiguas Costumbres y
religiones, creando y posibilitando una transición “tranquila” y aceptable para
los paganos.
Gracias
a Thorgils y de la mano de su autor descubriremos los paisajes, con unas buenas
descripciones de todos los lugares que visita Thorgils, desde el primer lugar
que recuerda que es la helada tierra de Groenlandia, con fiordos y escaso
terreno para cultivar, con inviernos duros cuidando del ganado y con
expediciones temporales a otras tierras actuando como vikingr, personas en busca de fortuna, que vivían del pillaje de
otras aldeas además de lo poco que les daba la escasa tierra que cultivaban y
lo que podían conseguir de esa inhóspita tierra. En sus viajes vivirá alguna
que otra batalla, y más conflictos que acaben en derramamiento de sangre, ya
sean en Vinlandia, Islandia o Irlanda, porque es un hecho innegable la
naturaleza beligerante de este pueblo o conjunto de pueblos con una cultura
común que incluso cuando resuelven sus conflictos lo hacen siempre dejando
espacio para la violencia y a veces para la masacre, por su alto sentido del
honor, con alguna que otra consecuencia.
En
cualquier caso, sin ser un libro absolutamente imprescindible para mí es una
lectura muy recomendable por dar un contexto bastante amplio en mi opinión de
toda la cultura escandinava así como de parte de la irlandesa, ya sea con un
pequeñísimo repaso del origen del mundo que da ganas de que ojala los maestros
de Thorgils le hubieran enseñado más, aunque se nos describen bastantes de las
historias mitológicas como el nacimiento de Slepinir cuando Loki se transforma
en yegua y el momento en que Thor va a cazar a Jormundgar con un cebo de cabeza
de ganado sin los resultados esperados. También sirve para conocer datos más
allá de la mitología como su forma de resolver conflictos tanto en Irlanda como
en Escandinavia, así como el folclore que rodea a las personas que eran
consideradas místicas o con ciertas fuerzas que los mortales comunes no tenían,
hablo de las volvas en el caso de las mujeres o los seidrman en el caso de los
hombres. Estas personas contaban con ciertos dones como la segunda visión o la premonición,
muy apreciada y que también contaban con otras habilidades como rogar a los
dioses que se dieran las condiciones climáticas que eran requeridas por las gentes
para subsistir, ya fuera que lloviera para que crecieran las cosechas como para
que parara el clima húmedo y permitiera secarse el forraje necesario para
mantener a las cabezas de ganado durante el duro invierno escandinavo.
Además
de conocer la forma de vida, preeminentemente agricultora, de los nórdicos, podremos
conocer también la forma de organización y métodos de resolución de conflictos
entre los irlandeses, bastante interesantes algunos de ellos, así como los
tecnicismos legales y con detalles tan curiosos como ya hacían los romanos,
pueblo legislador por excelencia, del hecho de recurrir a las costumbres para
resolver los conflictos. En el punto de la historia en el que el protagonista
reside en tierras irlandesas podremos ver cómo erala vida en un monasterio de
la religión cristiana y cómo se organizaban e impartían justicia en sus fueros
internos.
El
tratamiento de los personajes es correcto, quizás a veces centrándose demasiado
en Thorgils y dando sólo pinceladas a otros que si bien son explicados y les
conceden el suficiente protagonismo pero pudiendo dar muchas más de ellas al
menos para poder explayarse en los pasados de personajes que están bien creados
y de los que el protagonista se separa demasiado pronto para que la trama
avance lo más posible en un corto período de trescientas páginas, aunque a mí
no me hubiera importado que fueran mil y hacer unos personajes con un
transfondo. En cuanto al apartado de paisajes y descripciones nada que objetar;
las batallas están bien narradas desde mi punto de vista, con alguna que otra
batalla campal que ya descubriréis si leéis el libro y los viajes del
protagonista permiten al autor dar detalles de todos los lugares que visita. En
líneas generales un libro que merece la pena por ejemplo para leerlo en una
semana de viajes en metro o en tus ratos libres, de lectura amena, rápida y que
te hace tener ganas de seguir leyéndolo y, en mi caso, de tener los otros dos
volúmenes de la saga.
JHONNY The Kid
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