martes, 7 de mayo de 2013

Katekyo Hitman Reborn: Memorias de un jefe de la mafia




Katekyo Hitman Reborn: Memorias de un jefe de la Mafia




Es un hecho que el manga ha hecho varias adaptaciones de realidades como pueden ser los deportes, la fantasía o personajes históricos como piratas o los ninjas traídos del Japón feudal, pero una adaptación con muchas licencias y que merece la pena ver con mucha atención es la serie Katekyo Hitman Reborn, escrita y dibujada por Akira Amano.


Como todos los mangas ha introducido en su obra elementos de fantasía y poderes sobrenaturales, en este caso ha creado un mundo en el que nos relata las aventuras de la familia Vongola, más particularmente del Décimo Vongola, Sawada Tsunayoshi, un estudiante que sobrevive a la escuela mientras no tiene ganas de vivir y que no le importa vivir en la más absoluta mediocridad. Un día aparece un misterioso bebé que le dice que ha sido elegido para ser el sucesor de la gran e importante familia de mafiosos Vongola. Al principio se lo toma a risa y es que si de repente ves a un bebé con un traje en miniatura contándote esa historia es lo primero que piensas, pero no es un simple niño sino que es el mejor asesino del mundo y, ahora, el tutor del Décimo por orden del Noveno Vongola que, al quedarse sin sucesores dentro de submundo de la mafia, se vio obligado a recurrir a extender el árbol familiar hasta llegar a él, claro que el resto de aspirantes fueron eliminados de formas bastante gráficas y pintorescas, como los zapatos de cemento tan usados en el cine. Esto aterra al joven Sawada que vivirá montones de aventuras con los amigos que hará a partir de ese momento, como su mano derecha Hayato Gokudera, experto en el uso de la dinamita, su amigo jugador de béisbol Yamamoto Takeshi que se esfuerza al máximo en todo lo que hace o el insociable pero confiable Hibari.



He de confesar que esta serie la he leído en dos tandas: la primera la dejé a la mitad porque me aburría, era todo comedia de chiste fácil y nada de acción, pero sabido es que las cosas buenas se hacen esperar. Porque este es uno de esos mangas que empiezan con comedia absurda pero que mejoran con el tiempo como me di cuenta más tarde, cuando introducen el elemento de la pelea por medio de los anillos Vongola, capaces de darles poderes a estos amigos para defenderse del resto de opositores al trono Vongola.


Como todos los Shonen actuales ha caído en algunos clichés algo corregibles, como la ausencia del elemento romántico en los personajes, todos recordamos a Goku y Chi Chi o Vegeta y Bulma, mientras que en esta serie tenemos un eterno triángulo amoroso entre Sawada, su amor platónico Kyoko Sasagawa y la que conoce por el camino y se enamora de él pero no tiene ojos para ella, Haru Miura. Otro elemento repetitivo en esta generación de series es la necesidad de la pandilla de amigos para apoyarle y darle fuerzas para luchar con el enemigo final, ya que él es el único capaz de hacerlo, en ocasiones con aumentos de energía que no sabes de dónde salen, aunque he de decir que la gran mayoría de los ataques nuevos se consiguen a través de un duro entrenamiento y son conscientes de lo que hacen, no salen por arte de magia.


Esta serie fue finalizada hace poco, y, si es cierto que no es un gran final, también lo es que se trata de un final trabajado, con ciertas sorpresas, y que no deja indiferente a nadie. Para mí esta serie tiene un gran argumento, si omitimos la primera parte de la misma, y sus rivales y enemigos me parecen muy bien planteados, tanto por sus ataque como por su personalidad, por ejemplo, Xanxus, su rival por ser el próximo jefe de la mafia, que no se detiene ante nada y sus métodos son de todo menos éticos, pero, aunque odie a Sawada por encima de todo, tiene un fuerte deseo de ser Vongola y es capaz de unir fuerzas con él cuando la situación lo precise. Otro malo interesante es Byakuran, que comete sus acciones sólo por un motivo que a algunos les puede parecer amoral pero que te hace comprender al personaje. Y es que un error de este manga es que los malos no son malos absolutos, todos tienen algún motivo que parece que los disculpa de sus acciones, cosa que no pasaba con Dragon Ball, donde Freezer esclavizaba a otros planetas o los destruía porque quería, no porque estuviera determinado por un hecho del pasado, le gustaba hacerlo.


Tratando a la serie con objetividad, estamos ante un manga que puede que no pase a la historia con los grandes del género, pero eso no quita que podamos pasar mucho ratos geniales viendo al asustadizo Sawada intentando huir de su destino dentro de la mafia pero que siempre acaba teniendo que proteger a sus amigos de todos los peligros que los acechan. No es más que la prueba que una serie se puede reciclar y lograr el éxito, pasando de la comedia a la lucha, pero manteniendo un poso de su originalidad y frescura, con chistes en los momentos buenos y malos, en aquellos momentos en los que se puede cortar la tensión con un cuchillo y en la creación de la situación ideal para el protagonista, cuyo motivo no es otro que pelear por la familia a la que tanto cariño tiene, porque sabe que si deja que algún enemigo triunfe en sus maléficos planes le arrebatará todo eso y no puede permitirlo.


Salvando pequeños defectos que son fácilmente asumibles pasaré a hablar del apartado técnico, de su dibujo. Artísticamente sufre una notable mejoría según avanzan los capítulos, así que si lo lees vas a disfrutar de una obra de gran calidad, sobre todo en las últimas sagas, consiguiendo maravillosos efectos especiales en las batallas cuando invocan las llamas para pelear; así como de la gran imaginación del autor al imaginarse las cajas del futuro y su utilidad. Como mejor dibujo de esta serie me quedo con cómo dibuja al león de Sawada en un primer momento. Su adaptación al anime fue correcta en mi opinión y sus bandas sonoras, sobre todo los openings, música de cabecera, no tienen desperdicio.

JHONNY THE KID


No hay comentarios:

Publicar un comentario