lunes, 24 de febrero de 2014

Vikingos: El hijo de Odín


La siguiente reseña versa sobre una saga literaria Vikingos escrita por Tim Severin en forma de trilogía de la que esta vez hablaremos de su primera parte. La historia transcurre a lo largo de la vida de Thorgils Leiffson, hijo de Leif el Afortunado y Thorgunnna y a su vez nieto del célebre Erik el Rojo o Rauda. Este es un islandés que a través de sus ojos y sus numerosos viajes, como él dice, impulsado por las propias energías del “Padre de todos” Odín, llega a los más fantásticos lugares y a su vez busca su origen desandando el camino que hizo en las entrañas de su madre.



Habría que decir en primer lugar que esta novela tiene muchísima base de las historias de las sagas de Erik el Rojo o Erik Rauda al que se le considera el fundador de la colonia de Groenlandia, cómo de las naves que zarparon de Islandia sólo la mitad de ellas llegaron a la tierra deseada mientras que la otra mitad se dividió a su vez entre las que llegaron a tierras no deseadas pero que evitaron el naufragio y las que no se volvieron a ver, de la consideración de Erik como el primer colono en llegar a Vinlandia, América, aunque también se puede atribuir a su hijo Leif Erickson apodado “el Afortunado”, así como el resto de hermanos de Leif en la novela que concuerdan con las sagas heroicas.

Aunque también hay que decir que para bien del libro y sin perder el espíritu de la primera parte del libro más basada en las sagas islandesas, se aleja de lo que sabemos de la historia de Erik para internarnos en la historia más centrada en Thorgils, que coincide con la llegada de la religión del Cristo Blanco a Islandia y Groenlandia con las guerras que presupone, sobre todo cuando los reyes Brian de Irlanda o Olaf de Noruega abrazan la nueva fe dando la espalda a las Antiguas Costumbres y provocando la adopción obligatoria de la nueva fe que a lo largo del libro podemos observar como una religión con muchísima herencia de la que intenta abolir, ya sea absorbiendo personajes a los que los nórdicos atribuían poderes y habilidades y convirtiéndoles en santos y santas como compartiendo sus costumbres; esta es una de las razones que da uno de los personajes sobre cómo se ha asimilado de forma tan natural la nueva religión, y fue asimilando ritos en las mismas fechas como la Pascua, o absorbiendo personalidades y sus características místicas como los Druid y los sacerdotes de Cristo por su carácter inviolable y la posible maldición al hacerles daño o matarles, así como se contempla en la propia mitología nórdica, aunque esto no lo menciones el libro: la mitología nórdica se concibe de forma cíclica, con un inicio y un final de ciclo; el final de ciclo es el conocidísimo Ragnarok en el que las fuerzas del bien encabezadas por Asgard y Odín a la cabeza se enfrentarán a las fuerzas del Caos dirigidas por Hela, Loki que escapa de su doloroso castigo por rebelarse contra Asgard, y que cuentan con las fuerzas del Infierno el Hell, así como con los hijos de Loki, la serpiente que rodea el mundo Jormundgar que se nefrentará a Thor el Dios del Trueno en un enfrentamiento predestinado en el que acabarán con el otro mutuamente, y el lobo Fenrir que habrá de dar muerte a Odín en una batalla que acabará con los dos muertos. Tras el Ragnarok o el crepúsculo de los dioses, se da una etapa de caos y sin materia en la que la nueva esperanza reside en dos humanos que son los que empezarán la creación de un nuevo mundo y una nueva edad; este final que encaja tan bien con el origen del cristianismo con la pareja creada por Dios Adán y Eva y acaba con las Antiguas Costumbres y religiones, creando y posibilitando una transición “tranquila” y aceptable para los paganos.
 
Grabado del dios que rige el panteón nórdico Odín, del que Thorgils se cree un protegido
Gracias a Thorgils y de la mano de su autor descubriremos los paisajes, con unas buenas descripciones de todos los lugares que visita Thorgils, desde el primer lugar que recuerda que es la helada tierra de Groenlandia, con fiordos y escaso terreno para cultivar, con inviernos duros cuidando del ganado y con expediciones temporales a otras tierras actuando como vikingr, personas en busca de fortuna, que vivían del pillaje de otras aldeas además de lo poco que les daba la escasa tierra que cultivaban y lo que podían conseguir de esa inhóspita tierra. En sus viajes vivirá alguna que otra batalla, y más conflictos que acaben en derramamiento de sangre, ya sean en Vinlandia, Islandia o Irlanda, porque es un hecho innegable la naturaleza beligerante de este pueblo o conjunto de pueblos con una cultura común que incluso cuando resuelven sus conflictos lo hacen siempre dejando espacio para la violencia y a veces para la masacre, por su alto sentido del honor, con alguna que otra consecuencia.

En cualquier caso, sin ser un libro absolutamente imprescindible para mí es una lectura muy recomendable por dar un contexto bastante amplio en mi opinión de toda la cultura escandinava así como de parte de la irlandesa, ya sea con un pequeñísimo repaso del origen del mundo que da ganas de que ojala los maestros de Thorgils le hubieran enseñado más, aunque se nos describen bastantes de las historias mitológicas como el nacimiento de Slepinir cuando Loki se transforma en yegua y el momento en que Thor va a cazar a Jormundgar con un cebo de cabeza de ganado sin los resultados esperados. También sirve para conocer datos más allá de la mitología como su forma de resolver conflictos tanto en Irlanda como en Escandinavia, así como el folclore que rodea a las personas que eran consideradas místicas o con ciertas fuerzas que los mortales comunes no tenían, hablo de las volvas en el caso de las mujeres o los seidrman en el caso de los hombres. Estas personas contaban con ciertos dones como la segunda visión o la premonición, muy apreciada y que también contaban con otras habilidades como rogar a los dioses que se dieran las condiciones climáticas que eran requeridas por las gentes para subsistir, ya fuera que lloviera para que crecieran las cosechas como para que parara el clima húmedo y permitiera secarse el forraje necesario para mantener a las cabezas de ganado durante el duro invierno escandinavo.
 
Busto de Leif Erikson, padre del protagonista Thorgils Leifson
Además de conocer la forma de vida, preeminentemente agricultora, de los nórdicos, podremos conocer también la forma de organización y métodos de resolución de conflictos entre los irlandeses, bastante interesantes algunos de ellos, así como los tecnicismos legales y con detalles tan curiosos como ya hacían los romanos, pueblo legislador por excelencia, del hecho de recurrir a las costumbres para resolver los conflictos. En el punto de la historia en el que el protagonista reside en tierras irlandesas podremos ver cómo erala vida en un monasterio de la religión cristiana y cómo se organizaban e impartían justicia en sus fueros internos.


El tratamiento de los personajes es correcto, quizás a veces centrándose demasiado en Thorgils y dando sólo pinceladas a otros que si bien son explicados y les conceden el suficiente protagonismo pero pudiendo dar muchas más de ellas al menos para poder explayarse en los pasados de personajes que están bien creados y de los que el protagonista se separa demasiado pronto para que la trama avance lo más posible en un corto período de trescientas páginas, aunque a mí no me hubiera importado que fueran mil y hacer unos personajes con un transfondo. En cuanto al apartado de paisajes y descripciones nada que objetar; las batallas están bien narradas desde mi punto de vista, con alguna que otra batalla campal que ya descubriréis si leéis el libro y los viajes del protagonista permiten al autor dar detalles de todos los lugares que visita. En líneas generales un libro que merece la pena por ejemplo para leerlo en una semana de viajes en metro o en tus ratos libres, de lectura amena, rápida y que te hace tener ganas de seguir leyéndolo y, en mi caso, de tener los otros dos volúmenes de la saga.

JHONNY The Kid

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