viernes, 11 de noviembre de 2016

La tumba de las luciérnagas


Nombre original: Hotaru no Haka
Director: Isao Takahata
Estudio: Studio Ghibli
Año: 1988
Compositor de la BSO: Yoshio Mamiya



INTRODUCCIÓN

Si por algo destacan los japoneses es en su forma de plasmar la cruda realidad, de mostrar escenas o tratar temas que, en nuestra sociedad occidental, chirrían un poco. Y es esa liberación lo que hace a los anime o películas japonesas dignas de ser visionadas en algún momento de nuestras vidas. Bien es cierto que, en un mundo donde los telediarios están hasta rebosar de noticias lúgubres, aquellas que son capaces de sacar nuestro lado más morboso, no me gustaría que este tipo de películas se vieran como una noticia más, como una forma de sentirse mejor con uno mismo porque "eso no me ha ocurrido/ ocurre a mí". He escogido este título no solo para poner un ejemplo de película cruda y realista, sino también porque jamás hay que olvidar lo que se ha hecho en el pasado. Se debe mantener, siempre, una memoria histórica para aprender de los errores, no caer en lo mismo, y darse cuenta que en muchas ocasiones los políticos nos engañan más que ningún otro. 

Cuando uno habla de "película de animación" se suele caer en el siguiente equívoco: seguro que va a ser algo enfocado para niños. De nuevo, los japoneses se han adelantado a nosotros, pues ya desde hace mucho tiempo han utilizado el anime como soporte para expresar, en medios audiovisuales, críticas o temas que bien nos esperaríamos en películas de "carne y hueso" -por esa idea preconcebida, de nuevo, de que son más serias, dirigidas a un público adulto y, por consiguiente, letrado-. La tumba de las luciérnagas es un claro ejemplo de que debemos quitarnos esa mentalidad de la cabeza. Ya el título nos va diciendo por dónde van a ir los tiros, y la carátula de la película, más de lo mismo. 

Puede que la II Guerra Mundial sea un tema tratado hasta la saciedad, pero hay que recordar que las películas que más se conocen -y se entiende que más se han visto- tienen como protagonistas o alemanes o americanos. Esta, además de estar ambientada en Japón, tiene como protagonistas a unos miembros de un colectivo que muchas veces olvidamos y que, por desgracia, es al que más le afectan las guerras: los niños -no puedo evitar pensar en los desdichados niños sirios y todas las penurias por las que están pasando. Bien, la historia gira alrededor de dos niños, Seita y Setsuko, hermanos, que tienen que vivir el horror de ver cómo sus seres queridos mueren, y sobrevivir en un mundo que les da la espalda. 

Todas las acciones del protagonista giran en torno a proteger a su hermana, además de "engañarla" para que pueda vivir lo más feliz posible -teniendo en cuenta que viven una guerra-.

TRANSFONDO HISTÓRICO: JAPÓN EN LA II GUERRA MUNDIAL

El antecedente más claro en política internacional para el estallido de la II Guerra Mundial parece ser que fue la agresión que llevó a cabo Japón sobre suelo chino en 1937. Los dirigentes nipones no eran de ideología fascista, pero sí tenían una mentalidad muy conservadora y centrada en el factor militar, dejando a un lado cualquier elemento moralista. Además, Japón no estaba en un buen momento económico: había superpoblación, tenía que importar enormes cantidades de petróleo y hierro.
Centraron sus interes en la Indochina francesa, la Indonesia holandesa y las posesiones británicas en el Extremo Oriente. Veía en los países occidentales peligrosos enemigos, y por ello no dudó en establecer una alianza con Alemania e Italia para proteger sus nuevos bienes. 

La película se sitúa a finales del conflicto, poco antes de que Japón declarara su rendición en 1945. Desde enero de ese año las tropas estadounidenses y británicas fueron conquistando poco a poco las islas del Pacífico e Indochina. 
Japón era víctima de un fuerte bloqueo y de bombardeos estratégicos; estos últimos empeoraron cuando el entrante presidente de los Estados Unidos Truman decidió dar luz verde al empleo de las armas nucleares para obligar al Imperio Nipón que se rindiera. Fue el 6 de agosto de 1945 cuando se produjo el archiconocido bombardeo de Hiroshima.
Se suceden los combates: el 8 de agosto la Unión Soviética decide declarar la guerra a Japón y, un mes después, decide rendirse ante los aliados. 
 

APARATO CRÍTICO

La trama no solo te hará llorar, sino que además sentirás una compasión tan grande por los pequeños, que no podrás dejar de odiar a todos los demás personajes que salen -con especial ahínco a su tía-. El clima, la atmósfera de la película siempre es tensa, con algún momento de aparente calma, situaciones en las que el director juega con nosotros: parece que las cosas se enderezan, pero no es más que la calma que precede a la tempestad. Me gustaría destacar lo bien que trata el largometraje la visión que puede tener un niño en la guerra: es una forma de ver las cosas pura, despreocupada, donde lo importante es jugar y pasárselo bien, así como aferrarse a la idea de que todo lo que están viviendo no es más que un sueño. Sin embargo, este pensamiento se adscribe mejor a Setsuko, pues su hermano, sabiendo por el infierno en el que se encuentran, hace todo lo posible por hacer que su hermana lo lleve de la mejor manera posible. Este aspecto, quizá, es el más humano de toda la película, y el que más ablande nuestro corazón: a pesar de las bombas, a pesar de la muerte que los acecha, él solo tiene motivación para vivir y ojos para su hermana. Decir que ella es más fuerte de lo que cabría esperar de una chica de su edad.

Es increíble ver cómo, a pesar de lo que padecen, haya momentos en los que veamos que una sonrisa sincera brota de sus labios.

La historia, grosso modo, se puede dividir en tres grandes partes, tomando como referencia el lugar en el que se desarrollan los hechos:

  1.  En su ciudad natal.
  2. En la casa de sus tíos.
  3. En las proximidades de un río, donde viven solos sin adulto que los ayude.
En mi opinión, la peor parte sin duda es la tercera; no solo porque ves cómo dos niños sobreviven como pueden, primero de forma honrada y luego cometiendo robos para ya malvivir, sino también por cómo sus cuerpos se van transformando. Sean dibujos animados o no, la sensación de sus cuerpos cada vez más esqueléticos te deja un muy desagradable sabor de boca. Creo que lo peor de todo es que, en el fondo de nuestro corazón, desde el primer fotograma de la película, esperamos y deseamos que se salven, que haya un giro dramático de los acontecimientos... pero si, amado lector, quieres saber el final, te animo a que la veas y compartas tus impresiones en los comentarios. 

Y, para finalizar, unas breves menciones a la banda sonora. Los japoneses tienen un gusto muy refinado con las composiciones que acompañan las escenas y, en mi opinión, son maestros en escoger qué música "encaja" con cada parte de la historia. No es una composición ni mucho menos recargada, al modo de las películas de Hollywood -donde si es más recargado y "wagneriano" mejor-, sino que son melodías sencillas, pegadizas y llenas de matices. Se usan en los momentos clave, no se abusa de ninguna de ellas, y eso hace que la película sea aún más deliciosa de ver. Una vez que la escuches, no se te olvidará. 

 Fuentes para el marco histórico

 http://www.artehistoria.com/v2/contextos/8653.htm (consultada el 11 de noviembre de 2016)

 http://www.claseshistoria.com/2guerramundial/final-japon.html (consultada el 11 de noviembre de 2016)

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